El consumo de cemento en España acumula una caída en el primer semestre del año del 3%, lo que sitúa el consumo total hasta junio en 5.197.269 toneladas, 173.978 menos que en el mismo período del pasado año. La caída en junio fue del 2%, similar a la experimentada en los meses anteriores, alcanzándose las 967.790 toneladas, 20.000 menos que el mismo mes en 2013.
El departamento de Estudios de la Agrupación de fabricantes de cemento de España, Oficemen, considera que el ejercicio se cerrará con una demanda doméstica por debajo de los 11 millones de toneladas. “A pesar del tímido despegue económico augurado por los expertos, nuestro sector se mantiene en una situación crítica, con valores negativos respecto al pasado año”, afirma el presidente de Oficemen, Isidoro Miranda. “Realmente, no podremos hablar de recuperación en el sector hasta que se alcancen cifras de consumo adecuadas para un país como España y que deberían rondar los 20 ó 25 millones de toneladas, un volumen que, dados los niveles de inversión en obra pública actuales, es imposible vaticinar cuándo se alcanzarán”, añade.
Aún queda mucho por construir
Además, la patronal aboga por dejar de culpabilizar a la construcción en general y a la obra civil en particular de la crisis, ya que “las infraestructuras de dudosa necesidad que han provocado esa percepción errónea, como aeropuertos o radiales, no alcanzan el 3‰ de la inversión total realizada en las últimas dos décadas”, afirma el presidente de Oficemen. “Hay que trasladar a la opinión pública un mensaje real que es que en nuestro país aún queda mucho por construir. España necesita infraestructuras que mejoren el nivel de vida de sus
ciudadanos y que favorezcan el desarrollo de la economía, situándonos competitivamente al nivel de los países de nuestro entorno”, añade Miranda.
“La supresión de trazados antiguos de carreteras, la mejora de las conexiones ferroviarias o el aumento de las redes de abastecimiento y saneamiento de aguas, son algunos de los ejemplos de infraestructuras, que si bien no suelen ocupar los grandes titulares mediáticos, son de inexcusable necesidad y en las que nuestro país debe continuar invirtiendo”, afirma Miranda.
Exportaciones, la clave para la supervivencia del sector
Por otro lado, el sector cementero español está concentrando sus esfuerzos en la exportación, como medida para paliar, en parte, la durísima caída experimentada por el mercado doméstico, que se ha reducido en un 81% desde 2007.
En el primer semestre de 2014 las exportaciones han crecido por encima del 35%, alcanzando los 4.973.473 de toneladas. “Nuestra competitividad en mercados exteriores es hoy por hoy un elemento crítico si queremos mantener la actual capacidad instalada y los empleos que ello conlleva”, explica el director general de Oficemen, Aniceto Zaragoza. “Y si queremos mantener la competitividad de nuestra industria y potenciar así su capacidad exportadora, tenemos que insistir, una vez más, en que el elemento determinante es disponer de un precio competitivo y estable de la energía eléctrica”, añade.
El sector cementero español, aunque eficiente –lidera el ranking de eficiencia energética junto con Corea y Japón con dos puntos de ventaja sobre la media europea-, es intensivo en cuanto a consumo energético. La energía eléctrica supone el 33% de los costes variables y el 18% de los costes totales de producción en el sector, lo que supone, cuando el precio es superior al de los países competidores del entorno, un duro golpe para la exportación, “clave para la supervivencia de nuestro sector”, reitera Zaragoza.